Al igual que lo ocurrido con otros géneros populares en América durante el transcurso de los últimos 15 años las políticas culturales oficiales en Argentina, contribuyeron a constituir la formación de una imagen emblemática de sus ciudades tangueras, como Buenos Aires y Rosario que la sitúan como “la meca del tango”.

En efecto, para los turistas de distintas partes del mundo, estas ciudades se han convertido en lugares fundamentales al cual “peregrinar” en vistas de conocer y experimentar al más “auténtico tango argentino”.

De este modo, la actividad artístico-cultural en torno al tango en ellas, fue expresando un crecimiento significativo en relación al turismo, al tiempo que fue adquiriendo un singular valor patrimonial en tanto expresión cultural oriunda del Río de la Plata.

Conforme a una compleja puesta en valor del género, que se ubica en varias escalas y que responde a procesos tanto locales como globales, el rol llevado a cabo por las políticas oficiales en relación a este proceso de revalorización no ha a sido menor.

La cuestión patrimonial referida al tango ha tenido un profundo interés para los gobiernos locales, atendiéndolo como posible alternativa para el desarrollo local, la promoción de las industrias culturales y el turismo, así como para la reafirmación de aspectos identitarios ligados a la autenticidad cultural.